Publicado: Jun 1, 2021
Publicado: Jun 1, 2021
Por Equipo Editorial Plantas a Domicilio - Tiempo de lectura: 5 min
Las plantas necesitan del sol, de abono y de un buen sustrato para vivir y crecer de forma saludable, pero el factor más importante para cuidarlas como se debe es la cantidad de agua que reciben. ¿Cómo sabemos cuándo deben ser regadas?, ¿cuál es el mejor sistema de riego?, ¿cómo identificar que una planta tiene exceso de agua?
Todas esas dudas serán aclaradas, además te daremos una serie de tips para regar tus plantas con la cantidad y frecuencia adecuadas. ¡Empecemos!
Tabla de contenido:
La cantidad de agua que requieren las plantas depende de diversos factores, como el tipo de planta, sus características, la frecuencia de riego, etc.
Por ejemplo, si son plantas de interior comunes empezaremos a notar que los bordes se tornan amarillentos o resecos de forma prematura, eso puede significar que necesitan estar menos expuestas al sol y requieren una mayor cantidad de agua.
También tenemos plantas suculentas (como los cactus) y es importante resaltar que por más que este tipo de planta esté acostumbrada a estar a pleno sol en su hábitat natural y recibir muy poca agua, la necesitan.
Notarás que a tu planta le hace falta agua cuando la parte superior del sustrato o tierra (a 2 o 3 centímetros de profundidad) tiene una apariencia quebradiza, así que debes revisar la tierra con frecuencia.
Estas son algunas de las plantas con poca necesidad de riego:
Por otro lado, si notas que tu planta comienza a tener hojas de color oscuro a causa de hongos o pudrición, probablemente sea consecuencia de un alto nivel de humedad. En esta situación, evita el exceso de agua y encharcamientos, y coloca tu planta a pleno sol solo por un ratito para favorecer la rápida absorción.
En general, existen distintos sistemas de riego automático que nos permiten mantener la humedad, ahorrar agua y garantizar un correcto cuidado de nuestra planta:
Es un método eficaz que puede servir tanto para plantas en macetas y jardineras, como para las que se encuentren en nuestro jardín, sin importar el tamaño.
Consiste en llenar una botella de plástico con agua, cerrarla y abrir un pequeño orificio en la tapa con ayuda de una aguja. Acto seguido, colocarla boca abajo sobre la tierra de la planta, así irá tomando el agua que necesite cuando la tierra se seque.
Dependiendo del tamaño del orificio, la botella se vaciará más o menos rápido, pero es muy importante revisarla constantemente en la parte inferior para asegurarse de que el orificio no se encuentre obstruido, ya que eso podría afectar el riego.
Consiste en un sistema de riego automático por un programador en el que el agua se distribuye por tuberías como una especie de lluvia fina. De hecho, el uso de aspersores o difusores también es una buena forma de ahorrar agua, evitar un sobreriego de la planta y la posible aparición de hongos.
Este tipo de riego es muy común en las plantas epífitas como las orquídeas, consiste en introducir la maceta en un recipiente con agua en el que pueda entrar sin problemas, hasta que la tierra haya quedado bien empapada (unos 5 minutos, aproximadamente) y luego se saca, se deja escurrir un poco y se vuelve a colocar en el cubremaceta.
El primer aspecto a tener en cuenta al momento de regar tus plantas es que cada especie es diferente, por lo tanto tiene necesidades diferentes. Por ejemplo, mientras las plantas acidófilas como las camelias o los helechos no toleran el agua del grifo con exceso de cal, las plantas tropicales o herbáceas como el Ficus lyrata o los geranios requieren de poca agua para su cuidado.
Una vez que ya sepas los requerimientos específicos de tus plantas, te invitamos a seguir estos prácticos consejos para su mantenimiento:
Te invitamos a conocer mucha más información sobre tus plantas favoritas y sus cuidados en el blog de Plantas a Domicilio.